Alguien dijo alguna vez que sólo habría tres cosas inexorables en la vida: la muerte, los impuestos y la mugre. Es inevitable escapar a los problemas que afectan a esta última categoría en el contexto de los radiadores. Sólo tienes, en consecuencia, una solución (desagradable pero necesaria): aprender cómo limpiar un radiador. Éstos son los trucos. ¡No te dejes ningún paso o notarás las consecuencias, ojo!

Cómo limpiar un radiador

En primer lugar, apaga los radiadores y espera a que estén fríos para proceder a su limpieza. Luego pon toallas en el suelo, dado que cuando empieces el proceso, caerá polvo y agua. Además, es aconsejable proteger la zona de la pared en la que el radiador se halla instalado. De esa manera puedes proteger la estructura de la casa, como por ejemplo las paredes, del hacinamiento de mugre en ellas.

Quita el polvo con un plumero por la superficie del radiador. Para las áreas más recónditas, usa aire comprimido. También puedes ayudarte de la asistencia de aspiradores y todo tipo de accesorios que puedan acceder a los lugares menos  visibles y más difíciles.  Lo ideal es encontrar un equilibrio, por tanto, entre zona interna y externa. Ata un trapo a un palo si quieres llegar a la parte de atrás. Para las esquinas pequeñas, usa un cepillo de dientes y frota con energía.

El mismo trapo atado a un palo puede usarse para limpiar entre las rendijas del radiador. No dejes que se escape nada y repasa con ahínco. Es aconsejable realizar este proceso varias veces: primero con el trapo humedecido con agua y la presencia de un producto de limpieza (preferiblemente jabón) y luego con el trapo simplemente húmedo.

Por último, da la puntilla a todo el procedimiento pasando el mismo palo con el trapo seco para quitar todos los restos que queden, incluidos los de jabón. Ahora ya sabes cómo limpiar un radiador y podrás repetir el proceso periódicamente para evitar problemas.